Tengo el agrado de compartir el gozo y bendición que siento al ser parte de la comunidad escolapia de Tijuana, Baja California, y en general de la Escuela Pía en los proyectos de catequesis y Escuela de tareas, en los cuales he sido llamado a dar lo mejor de mí, especialmente con los más necesitados que son los niños y jóvenes. Estoy contento porque a través de la vida comunitaria y apostolados voy descubriendo mi vocación, mis fortalezas y voy involucrándome cada vez más en la dinámica de los proyectos. Me siento afortunado por estar en un tiempo de discernimiento vocacional, crecimiento personal y espiritual. Estar en dichos proyectos es una gran responsabilidad puesto que es noble, beneficioso y útil acompañar a los niños en los apostolados donde estoy. Por consiguiente, me atrevo a compartir mi experiencia.
La catequesis y la Escuela de tareas han sido parte de mi motivación para seguir discerniendo mi vocación a la vida religiosa. La catequesis me ha recordado momentos de mi niñez cuando lo que más me gustaba era compartir con los demás niños y pasaba momentos de alegría. Ahora que tengo la oportunidad de fungir como catequista me he dado cuenta de la importancia de poder acompañar a los niños, especialmente a los que muchas veces sufren algún tipo de maltrato. Me he convencido de que más que enseñar a los niños el catecismo de la iglesia y hablarles de Dios, lo que más necesitan muchas veces es que estemos con ellos y mostrarles que además de aprender a rezar también aprendemos a convivir con los demás niños.
Al mismo tiempo les cuento que la Escuela de tareas también me ha hecho recordar momentos cuando estaba estudiando la primaria y me costaba mucho leer. Ahora que estoy asistiendo a la Escuelita veo que hay niños que viven situaciones parecidas a las que yo viví. En conclusión, los apostolados han sido un motivo de discernimiento vocacional en la vida religiosa, los cuales disfruto al máximo.
José Alfredo Hernández Pérez,
Junior Escolapio.