Mi nombre es Manuel E. Alvarenga y me siento muy bendecido al poder expresar un poco sobre una de las experiencias más lindas que están marcado mi vida. Todos estamos llamados a una vocación y a veces por miedo, por falta de apoyo… decidimos ignorar esa voz, esa voz que con el tiempo se va apagando. Por gracia de Dios no ha sido mi caso; hasta este momento, sigo escuchando esa voz en mi interior, que me llama a lo grande.

Por otro lado, quiero decir que los miedos llegaron a mí, pero por gracia de Dios, contaba con una nueva familia: la pastoral vocacional. La verdad que yo no me veía estar viviendo retiros de discernimiento, pues yo era de los que siempre decía “¡yo no, eso no es para mí!”, han de ser aburridos etc. pero tomé la decisión de darme ese tiempo para ver de qué se trataba.
Un día me dieron un volante que me dejó con curiosidad pues decía: “VEN Y SÍGUEME ¿Quieres ser parte de los que dejan ataduras y siguen a Jesús?”. Cuál fue para mí la sorpresa, que cada sábado, en los retiros que he asistido, es una experiencia que sí va marcando mi camino de discernimiento. Los temas que he escuchado, las alabanzas, los testimonios de otros jóvenes como yo que estaban con sus dudas y miedos; al oír como a ellos, con la ayuda de Dios y los retiros, han logrado encontrarse con ellos mismos.

Por lo antes dicho, sin imaginármelo, todas las experiencias con la Pastoral Vocacional y el P. Fernando han sido una gran bendición, pues me están ayudando a descubrirme y así poder atender esa voz que me llama a dar ese paso de fe. He descubierto, además, que una de las formas de atender al llamado de Dios es vivir en santidad.

Para terminar, quiero decir que tengo la fe suficiente para seguir adelante y descubrir
que quiere Dios de mí.

Manuel E. Alvarenga,
Joven en proceso de discernimiento de vocación.