Mi nombre es Diego, tengo 19 años y desde hace relativamente poco en el camino perfecto. Pero, así como siempre se nos ha dicho el camino de Dios es perfecto y que como cualquier otro camino existen caídas y tropiezos. Me encontraba muy arriba queriendo comerme al mundo yo sólo hasta el punto en donde me empecé a olvidar de Dios ¿Cómo pasó? ¿Cómo te puedes olvidar de Dios? Creía que todo lo había logrado yo, sin ayuda de él ni de nadie.

Alondra y Diego en el encuentro.

De pronto Dios me hizo ver lo equivocado que estaba. Mi círculo de amigos se fue haciendo más y más chico, personas se fueron, personas traicionaban, malas influencias, malas decisiones, problemas familiares, etc. Llegó un punto en dónde ya habían pasado tantas cosas que, ahora sí, ya quería comunicarme con Dios, pero no podía.

Llegó el reencuentro, para mí un gran encuentro conmigo y un grandioso reencuentro con Dios. Ahí fue donde me hizo recordar qué quiero ser, siempre su instrumento y estaré eternamente agradecido con él, me hizo abrir los ojos una vez más y saber que puedo lograr muchísimas cosas más que, si bien muchas personas se fueron, las personas que están ahora son las correctas.

 

Foto de grupo en el encuentro de Kerigma.

Este reencuentro fue exactamente en el momento indicado para muchos de nosotros, nos dio ese pequeño empujón y ese reforzamiento a la conexión que tenemos con nuestra parte espiritual. Nunca debemos olvidar que siempre será necesario estar conectados con Dios, hacer todo con amor y nunca olvidar que él está vivo.
«No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal» Romanos 12:12.